El juego puede ser un elemento vertebrador de la sociedad, ya que los seres humanos somos seres que juegan, Homo ludens” . A partir de esta premisa, y haciendo referencia al libro del año 1938 publicado por el profesor, historiador y teórico de la cultura Johan Huizinga, inició su sesión el pasado viernes 16 de febrero, el profesor de la Universidad de Valencia, Andrés Payá, en las Jornadas de Centros Educativos organizadas por la Facultad de Educación y Psicología.

Bajo el título “El juego, en el ámbito social y educativo”, a lo largo de la jornada, diferentes expertos expusieron a través de ponencias y talleres la importancia de mejorar el conocimiento del juego como fenómeno social, sus posibilidades pedagógicas y abordaron cómo promover propuestas lúdicas educativas.

Según Payá, hay que volver a poner en valor y redescubrir la importancia del juego a lo largo de la vida del hombre, y atender a todos los componentes que lo conforman: el espacio, los materiales, el tiempo, y los compañeros “el tiempo de juego no debería ser considerado como tiempo residual, aquel que dedicamos cuando ya tenemos terminado todo lo ìmportante”.

Entre las amenazas que se ciernen sobre el juego, Payá señaló que en ocasiones provienen de los propios educadores, que dejan de considerar la parte del juego libre, placentero y sin finalidad en sí misma, para “instrumentalizarlo y convertirlo en una mera herramienta pedagógica, constriñéndolo”. Según el experto,  ambas vertientes del juego deben ser consideradas para potenciar toda la capacidad creativa y lúdica de las personas. “El juego es un lenguaje universal, que permite la comunicación y el entendimiento, rompe barreras, es escenario de convivencia, es una escuela de ciudadanía”.

La importancia de redescubrir el juego tradicional

En la jornada hubo espacio también para hablar sobre los juegos tradicionales. Paco Veiga, miembro de la Asociación Galega do Xogo Popular e Tradicional abogó por recuperar los juegos tradicionales y divulgarlos, “por lo que significan de movilizar las formas actuales de juego que son a veces demasiado enlatadas, demasiado sedentarias. El juego tradicional aporta ejercicio físico, aporta creatividad, aporta imaginación, aporta habilidades”. Según el experto, no se trata de recuperar tiempos pasados que no fueron mejores, simplemente se trata de recuperar del pasado aquello que todavía nos puede ser útil; “los juegos tradicionales, lo queramos o no, nos transmiten elementos culturales imperceptibles. Los juegos simbólicos, por ejemplo, nacen de una forma de vida, que es nuestra forma de vida. Por eso desaconsejamos totalmente poner en práctica juegos tradicionales que no son sacados del entorno”.

A la hora de recuperar los juegos, Veiga expuso varias maneras de hacerlo, adaptándolos a las circunstancias; “recuperar los juegos en estado puro con toda su esencia, eso sería extraordinario, pero es muy difícil cuando la sociedad ha cambiado tanto y los medios han cambiado tanto. Recuperarlos modulándolos a las necesidades del mundo actual también son caminos”. Y, por supuesto, no faltó la referencia a los juegos online: “otro camino que a nosotros nos interesa muchísimo es llevar los juegos tradicionales al mundo virtual y nos parece sumamente interesante porque es una manera también de recuperarlos”.

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